La estación de tren de Santiago de Compostela se ubica a pocos minutos del casco histórico, cerca del Parlamento de Galicia y la plaza de Constitución. Actualmente es la estación gallega con mayor tráfico de pasajeros y la que recibe a diario trenes directos desde Madrid, Barcelona, Zaragoza, Ourense, Zamora, La Coruña, Segovia, Pontevedra, Vitoria-Gasteiz, Palencia, León, Burgos, Lérida, Pamplona, San Sebastián y Tarragona.
Los trenes Renfe a Santiago de Compostela llegan a la única estación ferroviaria de la ciudad, cuyo edificio cuenta con varias tiendas, cajeros automáticos, mostradores de alquiler de autos, quiosco de prensa, cafeterías, teléfonos públicos y taquillas. Frente a la estación hay una amplia zona de aparcamiento. Los buses de la línea 12 enlazan el recinto ferroviario con distintas áreas de la ciudad.
Los trenes que llegan a Santiago son gestionados por Renfe. El servicio de alta velocidad ha permitido establecer conexiones diarias de escasa duración entre Santiago y las ciudades de La Coruña y Ourense. Ambas rutas se realizan a bordo de trenes Avant. La flota de Alvia opera trenes Renfe a Santiago de Compostela procedentes de Madrid, Barcelona, Palencia, Burgos y León, mientras que la flota Intercity conecta la capital gallega con San Sebastián y Vitoria-Gasteiz.
El tren permite viajar a Santiago de Compostela desde cualquier parte de España de forma cómoda, rápida y asequible. Cada vez hay más rutas de larga y media distancia con destino a la capital gallega realizadas a bordo de la flota Alvia. La principal ventaja de estos trenes es que circulan por tramos de alta velocidad y reducen considerablemente la duración del viaje. Así, las rutas directas Madrid-Santiago duran poco más de 5 horas, y los trenes procedentes de Barcelona tardan 12 horas en llegar a la ciudad gallega.
Santiago cuenta con 22 líneas de bus urbano que conectan entre sí diferentes zonas de la ciudad. Por su parte, el servicio de bus Aeropuerto-Santiago enlaza la estación de tren con el aeropuerto de Santiago de Compostela. Una ruta a pie por el casco histórico no sería completa sin visitar el antiguo convento de San Francisco y el monasterio de San Martín Pinario, el segundo edificio religioso más grande de España.
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